Tú eres fuerte, siempre lo has sido.

Empecé el día con esta frase en mi mente, es más, me la han repetido mil veces: “tú eres fuerte, siempre lo has sido, saldrás adelante”.

Esta frase que todos escuchamos a menudo cuando atravesamos algún momento difícil…cuando alguien te hiere y se justifica usándola, cuando otro no sabe muy bien como consolarte y la suelta así al paso…o solamente sale de los labios de alguien que te ama y trata de apoyarte.

Y es que cuando uno está mal o herido es porque se mostró vulnerable de alguna manera y no salió cómo esperábamos.

Hoy cuando surgió en mi cabeza, me enojé mucho, porque pensé: vamos, ¿por qué normalizar el “sé fuerte, tú eres fuerte”? A un alma sensible no se le puede tirar esta frase a la ligera.

Ser fuerte no es una cualidad inherente del ser humano…de hecho, somos los más débiles del reino animal.

Desde el momento de nuestra gestación somos frágiles, dependientes…los 9 meses de embarazo de una mamá no son suficientes para salir listos a este mundo al que llegamos totalmente desvalidos.

Nacemos y lo primero que nos encontramos es con la nalgada que nos da un médico que no sabemos ni quién es o por qué nos golpea…y lloramos, lloramos mucho, porque ya no nos sentimos calentitos ni seguros en la panza de mamá. Esto a nivel físico y si vamos al etéreo, el alma es frágil, sensible, vulnerable…es todo lo mágico que nuestra parte humana no puede comprender.

Transitando la vida, poco a poco, vamos aprehendiendo el mundo, las emociones, las reacciones, todas las cosas.

¿Pero FUERTES?, eso no, no viene en un manual, perdón. Es pedir que anulemos la esencia del alma, es quitarle toda su divinidad, fragilidad y magia, es como ponerle una coraza para convertirla en algo que no es. Trastoca la esencia de nuestra emocionalidad.

¡Se nos repite hasta el cansancio “sé fuerte” “tú eres fuerte” “debes ser fuerte”! como si fuera una obligación y uno no quiere ser fuerte, queremos que nos digan que todo estará bien, tener la certeza de que todo pasará.

No queremos ser fuertes porque implica asumir una herida que está doliendo.

Veamos ejemplos de cómo a veces la forma en que nos comunicamos trastoca la esencia de la emocionalidad:

  • ese niño que se cayó de su bicicleta y llora desconsoladamente, su mama/papá le dice “no llores, debes ser fuerte”; ese niño asumirá que llorar lo hace débil y que eso está mal, cuando en realidad podría explorar un gran espectro de emociones en este evento.
  • Una adolescente, viviendo sus primeros amores, alguien rompió su corazón y se le dice: sé fuerte, no estés mal. Luego esa muchacha se sentirá miserable cada vez que se sienta mal porque le dijeron que no debía sentirse así y al no ser ella “fuerte” pensará que no está a la altura de los desafíos de la vida.
  • Pensemos ahora en un anciano, que de pronto tiene miedo a morir, porque ya empezó a sentir las limitaciones de la edad y le decimos ¡vamos Don, ánimos, Ud. ha sido siempre fuerte!!! Y este pobre señor siente su dolor totalmente desacreditado, no reconocido por el simple hecho de que se lo obliga a ser fuerte porque en el pasado lo ha sido.

Todos hablamos de ser fuertes y lo repetimos como mantra, pero nadie nos enseña a serlo ni nos hablan de valentía o vulnerabilidad, que es lo que está detrás de ello.

Cuando escuchamos el “sé fuerte” es porque hay algo con lo que deberemos lidiar que dolerá o ya duele.

Me parece absurdo que se nos obligue a ser fuertes cuando a lo mejor ya estamos hartos de serlo, ya sea porque enfrentamos incontable cantidad de penas que nos forzaron a serlo o porque no nos quedó nunca otra opción.

¿No les pasa esto de estar HARTOS DE SER FUERTES? Díganme la verdad.

Está de moda la frase, y en la movida positivista de ver la vida todo termina en el reduccionismo absoluto, pero en la práctica mis queridos, es angustiante, limitante y hasta un acto de rechazo de nuestra humanidad sufriente. A veces hasta broma parece.

No somos fuertes…no estamos aquí para serlo, somos lo que somos y como somos, y esa es nuestra única verdad. Somos un todo de muchos colores que debe aprender a manejar su emocionalidad.

Las emociones son como puentes, no se sostienen de un solo lado y hay que aprender a apuntalarlas.

Nos hacemos fuertes atravesando dolores, sí. ¿Pero debe esto ser una obligación? No, porque no venimos a la vida para aprender a los golpes.

Si desde pequeños se nos enseñara sobre responsabilidad emocional, a ser valientes y a la vez vulnerables, eso sería otra cosa, pero la imposición de ser fuertes, es una locura total.

Hasta el mismo Darwin nos lo dice: “no sobrevive el más fuerte …”

Tú puedes trabajar en tu fortaleza, como cualidad, por supuesto, pero no dejes que nadie te diga que es una obligación porque si fuéramos todos emocionalmente responsables no nos andaríamos hiriendo a diestra y siniestra para luego aventar el “sé fuerte” así a la ligera a los demás.

Cada momento de la vida tiene su por qué, sus enseñanzas, ganancias o pérdidas, pero el tema es estar en ese momento lo mejor que podamos… siendo cómo nos salga ser, asumiendo que es eso: un momento y ya… nada de “deber ser”. Sólo siendo y dejando ser, siendo llanto si eso te sale, siendo valiente o cobarde si te surge, siendo vulnerable o incluso explotando todo por los aires, si eres de los reaccionarios como yo.

Pero sin juicio, sin obligación, sin imposición ni excusas.

No tienes que ser fuerte, no tienes que probarle nada a nadie; tienes que saber que lo que enfrentas será un proceso doloroso y que sin dudas saldrás renovado de él, pero por el momento duele. Reconócete vulnerable y la herida que sientes.

Y ya que menciono esto de la vulnerabilidad, viene a mi mente una TED Talks de Brené Brown hablando sobre el tema… vuelvo sobre mi enojo frente a la imposición de “ser fuerte” y me doy cuenta que es porque justamente como explica ella en esa platica, al pedirnos que seamos fuertes, nos dejan desnudos frente a nuestra indefensión, nuestros miedos más grandes, nuestras frustraciones o nuestros sueños rotos. ¿Y a quién le gusta verse así?

Siendo como un pajarito herido, teniendo que inventarnos las fuerzas para salir adelante.

¿A nadie verdad? Pues ahí sale el enojo a defendernos (o eso creemos, ya que es pura reactividad) porque pensamos: “¿quiénes son esos otros para llevarnos ahí, a ese lugar?”

Y esto ya lo hablé en algún escrito anterior: los otros son, ni más ni menos: nuestros espejos. Los más crudos. Son uno mismo en otra piel que nos ponen de cara a eso que no queremos ver.

Y aunque es a través de una gran vulnerabilidad que se dan las verdaderas conexiones, nos herimos mucho en el camino; siempre herimos sin querer o queriendo a quienes más amamos. Porque es a ellos a quienes vamos y les plantamos en la cara la imposición del “sé fuerte”, sin ver cuánto dolor puede estar presentando una situación.

Así que mis queridos, sugiero mejor transitar el enojo inicial, sabiendo que solo es una coraza para evitar el dolor y la tan nombrada vulnerabilidad; asumir que debemos lidiar como podamos con lo que se tiene en frente y continuar. Aceptándonos así, heridos y frágiles, siendo esto que somos, llorando por aquello que duele sabiendo que se hizo lo mejor que se pudo; mirando de frente el asunto, con valentía, y perdonando por sobre todas las cosas a ese otro o situación que nos forzó a enfrentar nuestra fragilidad.

Al fin y al cabo, el problema nunca es el otro, y el “sé fuerte” termina siendo una imposición inútil que viene a empeorar nuestra tormenta interior.

A veces pasa que nos enfrentamos a tantos “sé esto o lo otro” que ya no sabemos cómo sólo “ser” en medio del sufrimiento, del vaivén emocional o incluso en la alegría. ¡¡¡No sabemos ser en alegría!!! ¿Qué fuerte no?

Seamos más, pero sin imposición. La fortaleza es como un músculo que se debe trabajar, no un deber ser.

Miren lo que dice Oxford: “Fortaleza: Capacidad de una cosa para sostener, soportar o resistir algo”.

¿Soportar? ¿Resistir? Chaaaaaaaaaaaaaaannn todo lo que está mal si hablamos de emociones.

Tenemos que empezar a cambiar nuestra forma de ver, hablar y posicionarnos frente a la emocionalidad, cambiar nuestros patrones internos y empezar a educar acerca de ellos. Sentir más, atravesar la experiencia y aprender a resignificar lo que sentimos.

Los que ya estamos grandecillos, andaremos al comienzo un poco perdidos, pero se puede, se los garantizo, ánimos. Yo me dedico a esto, a entrenar emociones y a veces me pierdo en las propias, porque esto es ser humano y en lo personal, me niego a dejar de serlo.

Así que para cerrar les digo: por favor, no se obliguen, ni nos obliguen a ser fuertes, lo vamos a ser de todas formas, porque una vez que se presentó el dolor, ya no queda otra, luchar para sanar y continuar es parte de la experiencia humana, eso que conocemos como RESILIENCIA (pero esto es para otra publicación).


Abrazo, hasta la próxima.

Ser fuerte, reto u obligación?

Grisel Sid

Psico/Astro Coach - Usui Reiki Master

Un pensamiento en “Ser fuerte, reto u obligación?

  • 9 julio 2022 a las 02:34
    Enlace permanente

    There is visibly a lot to realize about this. I consider you made certain nice points in features also. Ivan Kissler

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Griselda Sidera.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a SiteGround que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad