Un tema recurrente en distintos foros cada vez que la nube venusina cae sobre nosotros (aka Venus retro o cualquier otra movida venusina pesada), es el que habla acerca de “cómo vemos al otro” y esta insistencia sobre el “ver al otro” me hizo preguntar: ¿y si nos vemos a nosotros mismos primero? Automáticamente vino a mi mente La Sombra y la pregunta: ¿qué es lo que no quieres ver?

Más preguntas surgieron: ¿hay alguna chance de que nos veamos, cuando estamos cubiertos por creencias, por ideas sobre lo que debemos ser, teñidos por lo que los demás dicen que somos? Ni hablar si a eso le sumamos la idea que nos inventamos de nosotros mismos (nuestro ego) y nuestra hermosa sombra (guardada allá en el rincón más lejano de nuestra psique) que, como habrán notado, es la que me trajo aquí hoy..

No pretendo exponer sobre planetas o influencias en esta oportunidad, ya que, si fuera así, “la sombra” en astrología, está más bien ligada a Plutón y la referencia venusina al comienzo fue sólo circunstancial.

¡La sombra, es el temita, lo que no quieres ver! Echar luz a nuestra sombra para adentrarnos en el trabajo de integración para por fin poder “vernos” y en última instancia ver la otredad.

No podemos ver en otros lo que no reconocemos en nosotros…y si no estamos viendo es porque seguimos peleando con esa parte nuestra que reprimimos una y otra vez.

Entramos en una rueda de hámster para nunca salir.

Esta parte oscura no se puede negar ni esconder, debemos afrontarla e integrar sus contenidos en una imagen más global y completa de nosotros mismos.

Y ustedes se preguntarán: pero ¿qué tanto se trae esa bendita sombra?

Pues allí están nuestros miedos más grandes, traumas, los sueños frustrados, vergüenza, decepciones; esos demonios internos que al silenciarlos nos acaban enloqueciendo y haciendo que proyectemos en los demás esa parte nuestra que no nos gusta y nos empuja a seguir dando vueltas en la ruedita eterna.

La sombra-qué es lo que no quieres ver
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Nuestra sombra se va formando de niños junto con nuestro ego, son muchos los factores que contribuyen en su formación y determinan lo que está permitido o aceptado y lo que no. Ella opera como un sistema psíquico autónomo que perfila que es el YO y que no lo es.

Familia, amigos, la escuela, la religión son quienes suelen crear el contexto en donde vamos delimitando esto del bien y del mal. Cada cultura incluso demarca de formas diferente lo que corresponde al ego y lo que corresponde a la sombra. Algunas, permiten expresar la ira y la agresividad mientras que la mayoría no lo hacen así; unas reconocen la sexualidad, la vulnerabilidad y las emociones intensas y otras no; unas, consienten la ambición por el dinero, la expresión artística y o el desarrollo intelectual mientras que otras apenas si las toleran.

Sea cual sea el caso, todo eso que nuestro ego rechaza y envía a la sombra es lo que alimenta lo que Jung llama “el lado oscuro del alma”. Aunque no por eso debemos asumir que todo esto sea algo negativo (salvo si lo negamos, claro está, porque luego nos toma por sorpresa y sabotea).

Nuestra sombra personal contiene todo tipo de capacidades potenciales sin manifestar, cualidades que no hemos desarrollado ni expresado. Nuestra sombra personal constituye una parte del inconsciente que complementa al ego y que representa aquellas características que nuestra personalidad consciente no desea reconocer y, consecuentemente, repudia, olvida y destierra a las profundidades de su psiquismo sólo para reencontrarlas nuevamente más tarde en los enfrentamientos desagradables con los demás.

CONNIE ZWEIG. ENCUENTRO CON LA SOMBRA. EL PODER DEL LADO OCULTO DE LA NATURALEZA HUMANA.

Es común encontrarnos con la sombra en la madurez, cuando nos damos cuenta de los efectos limitantes de la represión, o cuando tal vez atravesamos una gran depresión o cualquier otro evento fuerte en la vida y empezamos a cuestionar los valores que nos gobiernan, cuando dejamos de confiar en nosotros mismos o en otros. Al sentir envidia, o celos, ambición, impulso sexual o cuando se desmoronan las convicciones que nos mantenían en pie.

Descubrir la sombra nos despoja de nuestra inocencia. Cuando vemos eso que no queremos ver ya no hay lugar para el victimismo y se debe tomar responsabilidad de lo que aparece ahora ante nosotros.

Lo interesante de la sombra es que no podemos verla, así como así, sino que lo hacemos a través de la interacción con otros, cuando rechazamos o admiramos algo de forma desproporcionada, por ejemplo, es ella proyectándose en el otro, buscando una vía de salida.

Es un interesante ejercicio descubrir estas características de la sombra, ya que nos ayudará a entender qué debemos trabajar en nosotros mismos en la medida que nos afecte.

El trabajo con la sombra es un proceso voluntario y consciente, que decidimos comenzar con la intención de asumir todo aquello que habíamos decidido en otro momento ignorar o reprimir.

Abrazar la sombra, sanar, integrar, no son tareas sencillas, pero sí necesarias.  

El arte o la terapia suelen ser las mejores vías de expresión e integración.

Sin dudas nuestro bienestar emocional y desarrollo dependen de cómo nos relacionemos con la sombra, con esta parte que no queremos ver, que nos genera conflicto y que debemos asumir como parte de nuestra personalidad también.

Por lo tanto, ser plenos nos obliga a tomar conciencia y vivir nuestras luces y sombras.

Siendo un todo integrado podemos amarnos, aceptarnos y relacionarnos mejor con los demás.

Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.

CARL GUSTAV JUNG

¿Y el ver al otro que mencioné al comienzo? Bueno, ¡ese es otro cuento! al que deberé dedicarle una nueva entrada, estén atentos.

¿Quieres reconocer tu sombra? ¿Trabajar con ella? ¿Integrarla? CONTÁCTAME

La sombra: ¿qué es lo que no quieres ver?

Grisel Sid

Psico/Astro Coach - Usui Reiki Master

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